Un arrancador suave generalmente reduce el voltaje/corriente inicial aplicado a un motor durante el arranque, reduciendo así la tensión tanto en el motor como en el sistema eléctrico conectado. Sin embargo, un tamaño o configuración inadecuados de un arrancador suave pueden causar daños al motor.

A continuación se muestran algunos escenarios en los que un arrancador suave podría dañar un motor:

Tamaño inadecuado: si el arrancador suave tiene un tamaño insuficiente para el motor que controla, es posible que no proporcione suficiente par durante el arranque, lo que provocará sobrecalentamiento y daños al motor.

Configuración incorrecta: si el arrancador suave no está configurado correctamente para el motor específico al que está conectado, podría aplicar niveles de voltaje o corriente inadecuados durante el arranque, lo que podría exceder los límites de diseño del motor.

Instalación defectuosa: Las malas prácticas de instalación, como cableado inadecuado o refrigeración inadecuada, pueden provocar sobrecalentamiento o fallas eléctricas que podrían dañar el motor.

Funcionamiento más allá de sus capacidades: si el motor se somete a arranques y paradas frecuentes más allá de lo que el arrancador suave está diseñado para soportar, podría provocar un desgaste prematuro de los componentes del motor.

En resumen, si bien los arrancadores suaves generalmente están diseñados para proteger los motores al reducir las tensiones de arranque, un tamaño, configuración, instalación u operación inadecuados pueden provocar daños al motor. Es esencial asegurarse de que el arrancador suave coincida adecuadamente con el motor y se instale y opere correctamente de acuerdo con las pautas del fabricante.